Después de casi 18 horas de vuelo y escalas, por fin llegamos a la capital del Reino Hachemita de Jordania, Ammán. A nuestra llegada al aeropuerto nos estaba esperando con una gran sonrisa (la primera de muchas más) un miembro de la Jordan Toursim Board para darnos la bienvenida e indicarnos dónde pagar nuestra visa de entrada. Tras pasar migración y recibir una segunda sonrisa por el agente de migración ya puedo decir que estoy en tierras jordanas. En el aire se respira hospitalidad y alegría y, después de darnos la bienvenida Omar en perfecto español, quien sería nuestro guía durante los siguientes 10 días, nos dirigimos a la salida del aeropuerto con nuestras maletas llenas de ilusión de empezar nuestra aventura. Salimos del aeropuerto y nos sorprendió mucho que hiciera frío, sí, estábamos a 8 grados y la mayoría no llevábamos ropa adecuada, así que toma nota y no olvides llevar un buen suéter.
Llegamos al hotel Four Seasons Amman, en el que nuevamente nos recibieron con una sonrisa.
Era media noche, por lo que al entregarnos las llaves de nuestros respectivos cuartos nos fuimos todos cual zombies a dormir, pero antes de eso, me devoré estas delicias que me estaban esperando en una mesita en mi cuarto.
Era apenas la primera noche en Jordania y aún no había visto nada, pero sabía que al día siguiente realmente empezaría todo.
Después de dormir como reina en esa cama super cómoda y reponerme un poco del viaje, abrí las cortinas de mi cuarto y la primera imagen que tuve de Ammán fue esta:
Temprano por la mañana y después de haber desayunado riquísimo Ful de frijoles, que es el desayuno típico jordano, salimos rumbo a Jerash o Gerasa en español.
Gerasa es una ciudad grecorromana increíble que data del del año 63 a.C perteneciente a la Decápolis, diez ciudades romanas unidas para potenciar el comercio de la zona. Se localiza a unos 45 min de Ammán y se encuentra en muy buen estado. El costo de la entrada a este Patrimonio Nacional es de 8 JD, un precio decente por lo que pude comparar con otros sitios que visité a lo largo del viaje.
Mis primeros pasos viajeros fueron subiendo unas escaleras de piedra. Es increíble la sensación de caminar en el tiempo e imaginar la cantidad de gente que ya ha de haber caminado este lugar desde el siglo 6 d.C hasta la fecha; me pone la piel chinita.
Sigo caminando y de pronto levanto la vista, el arco de Adriano me mira desde lo alto y lo único que puedo hacer es intentar cerrar la boca ante esta belleza arquitectónica.
Este arco conmemorativo lo construyeron debido la visita de esta ciudad del Emperador Romano Adriano en los años 119 – 130 d.C.
El aire es fresco, el día apenas empieza y hay poca gente recorriendo Jerash ya que somos de los primeros en llegar. Omar, el mejor guía de todos los que he tenido a lo largo de mis viajes, nos cuenta que este arco no era una puerta de entrada a la ciudad, sino que solamente era un monumento conmemorativo y nos lo demuestra con el piso que le rodea, las rocas siguen intactas y por lo mismo, no hay un camino trazado ni un piso plano que nos haga pensar que este arco fuera una puerta de acceso a la ciudad.
A un lado se encuentran las ruinas de lo que en algún momento fue un hipódromo. La verdad es que no hay mucho que ver ahí, por lo que decido seguir mi camino y adentrarme más a la ciudad en ruinas.
Me dirijo hacia la entrada de la ciudad, bordeada de una muralla de piedra que en aquel entonces la protegía. Siento el tiempo, siento la historia, siento que estoy adentrándome a un mundo paralelo que, a pesar de estar en ruinas, sigue en pie.
Paso por la Plaza Oval, una plaza grande con varias columnas que permanecen rígidas viendo pasar los años.
De ahí, subo unas escaleras que quedan a un lado de esta plaza para poder seguir caminando entre ruinas hasta llegar al Teatro Romano, donde sus gradas simétricas, el eco de nuestros pasos e inscripciones en griego, nos vigilan como espectadores mientras hacemos nuestra entrada a un lado del escenario.
La gente se empieza a conglomerar, turistas locales y extranjeros, maravillados por las condiciones en las que se encuentra este teatro, no pueden evitar sacar fotos hasta de los más mínimos detalles. Decido subir las gradas y ver desde arriba la perfección de este lugar.
De pronto, dos músicos empiezan a entonar notas de una mágica gaita y un tambor que le acompaña. Se me llenan los ojos de lágrimas de emoción. Mi instrumento favorito, que sabía que también lo tocaban en Jordania, me da la bienvenida a este país, a este mundo paralelo, a este momento de mi vida en el que no puedo estar más que agradecida. Las primeras notas me recuerdan a la gaita que me dio la bienvenida en Santiago de Compostela tras haber caminado más de 160 km del Camino de Santiago.
Una vez leí que al terminar el Camino, cada quien tiene su propia bienvenida, creo que esta es también una magnífica bienvenida a mi caminar por Jordania. Bajo lo más rápido que puedo los escalones de las gradas para apreciar de cerca de estos músicos. Gente local como extranjeros nos reunimos a su alrededor para sacar fotos y video. De pronto, un grupo de señores jordanos se unen a esa música y entre cantos, bailes y palmas, le dan el toque final a esta increíble experiencia. Se respira felicidad y alegría; todos los presentes no podemos para de sonreír.
Al término de la música, después de un éxtasis musical y sensorial, hicimos intercambio de fotos con los músicos y con los jordanos que estaban presentes.
Dejamos el Teatro Romano atrás, seguimos el sendero para llegar a la iglesia bizantina de San Jorge, donde a pesar de estar casi completamente en ruinas, se puede ver un piso de mosaico en casi perfectas condiciones.
De ahí, seguimos caminando al Templo de Artemisa, con varias columnas e increíbles capiteles decorados al estilo corintio que en aquel entonces sostenían el techo y que ahora sólo permanecen ahí, decorando y vigilando desde lo alto.
Recorrimos durante un buen rato este Patrimonio Nacional, visitamos también el Templo de Zeus y el Ninfeo y mientras más recorría este mágico lugar, más me gustaba.ura
Es impresionante como después de tantos años de antigüedad se pueda sentir la vida que tuvo este lugar con tan sólo sentir bajo nuestros pies las rocas perfectamente labradas de las calzadas romanas.
Y por si esto no ha sido suficiente, les comparto un mini video de 15 segundos de mi caminar por Gerasa.
Que increíble experiencia!!! Me encanta 😀
Muchas gracias Wisdomreborn 😀 Fue una super experiencia viajera
wow que pasada de viaje eh!!!! Se nota que te enamoraste de Jordania porque lo transmites en el post! Queda apuntado en mi lista de próximos proyectos viajeros! Jeje seguiré tu relato del viaje con mucho interés!
Completamente enamorada de Jordania, regresaría mañana mismo jajaja. Muchas gracias por tu comentario querida Amurriaste 🙂
Fantástica la ciudad de Jerash! La disfrutamos hace ya bastantes años, pero no me importaría volver a visitarla. De las ciudades romanas mejor conservadas.
Completamente Jordi, una ciudad fascinante y en muy buenas condiciones 😀 También regresaría sin problema 😉
¡Muchas gracias por tu comentario viajero!
Ya veo que sabes cuidarte! Jerash me encantó. Particularmente su plaza ovalada, muy original y que no recuerdo haber visto en ningún otro yacimiento romano.
Un beso!
Muchas gracias Jordi! Realmente Jerash es fascinante y la comida jordana una delicia.
Con las ganas que tengo de visitar Jordania!!! Me has puesto los dientes laaaargos. Parece un lugar increíble
Te lo supure recomiendo Netikerty! Es una maravilla de país, a mi me enamoró y en cuanto tenga la oportunidad de volver no me lo pensaré dos veces…
Wow, menudas fotos! Que buena pinta tiene Jordania.
Tengo pendiente de visitarlo, las ruinas de Gerdasa parecen preciosas y tu habitación tiene una pinta increíble
Saludosss
Muchas gracias Enrique por tu comentario. Definitivamente vale muchísimo la pena visitar Jordania. Ojalá que te animes pronto a ir. ¡Saludos viajeros!